Caifanes en un congelante concierto
Cuando nos enteramos del concierto de Caifanes hace unos meses, nos sorprendió. No nos imaginábamos que volvieran, y menos en esta época tan fría del año. El concierto se llevó a cabo en el Fillmore, un toquín más de la banda, para la banda. Tuvimos que hacer fila por más de una hora con una fuerte posibilidad de haber contraído hipotermia y congelamiento. Al final, pudimos entrar, a pesar de los reclamos por el frío que hacía en la fila.
Una vez adentro, entre la multitud de gente, caras conocidas y desconocidas, un poco de música ambientando, Saúl, siempre fiel en cualquier presentación, comenzó con la canción "Será por eso", para luego convertirse en el maestro de ceremonias y el brujo de la noche, quien haría viajar y hacer vibrar a los presentes en el recital. Más que un recital, diría yo, un viaje más allá del universo de los presentes, sin olvidar al resto de la banda que lo acompaña.
Cabe recalcar que las canciones de Jaguares, que al igual que las de Caifanes, nos impresionan, nos dan esa alegría, esa magia que, al escucharlas, nos envuelven en un misticismo que no podemos entender y que hipnotizan, porque cuando Saúl y los Caifanes tocan, todos nos adentramos y nos convertimos en una misma voz.
Llama la atención el orden de las canciones; pueden empezar con Dime jaguar, o tocar Los dioses ocultos, sin perder la conexión que estas tienen con el público. Durante la presentación, Saúl enfatizó que no hay que temer por las políticas de la nueva administración que rige los Estados Unidos, e hizo un llamado a no caer en la desesperación, instando a apoyarnos los unos a los otros, tanto a los que están aquí en Estados Unidos como a los que deportan.
Continuamos el tiempo, que parecía ir lento, para seguir deleitando nuestro oído, cuando cantó canciones ya conocidas de ellos, como Viento, Mátame porque me muero, Ayer me dijo un ave, y también de Jaguares, como Nunca te doblarás y Detrás de los cerros, por mencionar algunas de su ya conocido repertorio.
Algo inesperado y sorpresivo por parte de los Caifanes fue el haberle hecho homenaje a bandas y artistas como Manu Chao, con la canción Clandestino, y también una versión de Pachuco muy a su estilo. ¿Quién lo diría? Ellos haciendo covers de otros artistas (me parece bien). Sin olvidar la clásica de Juan Gabriel, Te lo pido por favor. Caifanes no se podía ir de Minneapolis sin antes cantar su más emblemática canción, La célula que explota, La negra Tomasa, y también escuchar el saxofón de Diego Herrera.
Salimos para despedir a la banda que, contra todo pronóstico, se dio cita en el Fillmore, a pesar del intenso frío que hacía afuera, algo común en el estado de Minnesota.
Para acabar esta reseña, quiero recalcar que no tocaron dos canciones que quería escuchar, Antes de que nos olviden y Hasta morir, pero para la próxima seguro que lo harán. Y a todos los que asistieron, gracias por hacerlo, ya que esto hace ver a los promotores que sí hay público y bandas dispuestas a darlo todo por ver a un artista, aunque se mueran de frío, todo por amor al rock & roll.
¡No se pierdan…!
Reseña: Sonico
Fotos : Irving Vazquez